Cómo usar la silla de paseo como cambiador
El mundo cambia radicalmente al ser papás por primera vez. Nos damos cuenta, sobre todo, cuando ocurre en una segunda ocasión. Los padres primerizos tienden a acumular accesorios y utensilios que muchas veces reciben poco uso. O bien, al haberlos adquirido o recibido como regalo, utilizan demasiadas cosas. Es como en el caso de hacer el equipaje para ir de viaje con bebés: llenamos el coche como si no hubiera un mañana, y la gran mayoría son “cosas del bebé”.
Una vez pasada la fiebre del primer hijo, con la llegada del segundo entendemos que no necesitamos de todo y que cuantas menos cosas utilicemos, tanto mejor para nuestra salud mental. No hace mucho hablamos de un tema parecido al elaborar una lista de regalos para el segundo bebé, o cuando nos planteamos qué llevar de viaje cuando salimos de vacaciones con los bebés sin tener que contratar un servicio de mudanzas.
Hoy nos vamos a centrar en un accesorio que, sin desmerecer en absoluto su utilidad, es de esos elementos prescindibles cuando contamos con más experiencia (y cuando cambiamos pañales a la velocidad de un mecánico de Fórmula 1): el cambiador.
El cambiador es muy práctico. La mayoría se pliegan como una libreta, son impermeables y muy resistentes, y también agradables al tacto (aunque si hace frío puede ser necesario algún extra para cubrirlo y que el bebé no pegue un respingo). Podemos utilizarlos en cualquier lugar y, sobre todo cuando utilizamos el carro durante los primeros meses, ocupan muy poco espacio. Pero al pasarnos a la silla de paseo, ese espacio se reduce mucho y empezaremos a notar que es más engorroso de lo que era antes.
Por eso es buena idea aprender a utilizar la silla de paseo como cambiador. La primera advertencia es que si utilizamos un saco o una colchoneta para la silla debemos tener más cuidado porque seguramente no serán impermeables. La segunda advertencia es que cuanto mayores son los niños, más “movidos” son y podemos tener algún accidente con un pipí sorpresivo en medio de la operación de cambio. O bien podemos encontrarnos con un bebé a la fuga en cuanto se sienten liberados del pañal, aprovechando que nos descuidamos mientras buscamos repuesto.
Sea como sea, para utilizar la silla como cambiador, lo primero es accionar los frenos. Cuanto menos libre de movimientos esté la silla, más cómo da será la operación. Para mejorar la estabilidad, nada mejor que añadir un Ponny a la combinación, que nos ofrecerá una pata de apoyo extra muy importante cuando se trata de recostar al niño.
Basta con reclinar el respaldo hasta situarlo en posición horizontal y podremos empezar con la operación. Añade previamente una gasa o una toalla por si las moscas. Como sabemos que eres muy perspicaz, no diremos que una operación de cambio de pañal es incompatible con mantener los arneses abrochados. Por eso, mucho ojo con los niños más propensos a la resistencia activa. Una buena idea es darle un juguete con el que se pueda entretener mientras dura el cambio de pañal, o dejarles algo sugerente y prohibido como el juego de llaves de casa. Esto es bajo tu propia responsabilidad, claro, porque pueden desaparecer de tu vista en un plis plas. No le quites ojo a esas llaves.
Por lo demás, teniendo en cuenta todo esto solo te queda el propio cambio de pañal que, como pasa con casi todo, cada madre y cada padre harán siguiendo su propio instinto de supervivencia.
Seguramente lo más complicado de utilizar la silla de paseo como cambiador es que nos podemos cortar a la hora de hacer el cambio de pañal porque, literalmente, lo podemos practicar en cualquier lugar. Por eso haremos un llamamiento desde aquí para que, si te pilla en un restaurante, busques un lugar alejado del resto de comensales por pura compasión.