Las sillas de paseo ligeras tienen un problema, ¿quieres saber cuál es?
Las compras de productos y accesorios para bebés y niños son complicadas. Esto es una verdad universal: o bien hay demasiada oferta para elegir, o bien hemos de tener en cuenta multitud de detalles para asegurarnos de que hacemos una buena compra.
El ejemplo más claro de esta dificultad es el de las sillas de coche: desde saber cuál es la más segura hasta entender cuándo hemos de cambiar de tamaño de silla para adaptarnos al crecimiento de los niños. Otro de los momentos de mayores dudas es el de la compra de una silla de paseo ligera, una vez superada la etapa del carrito de bebé aparatoso, convertible, pesado y poco manejable.
Al plantearnos qué silla de paseo de segunda edad comprar, las dudas también van a hacernos pasar un mal rato: ¿qué es mejor? ¿Optamos por la ligereza, o más bien nos decantamos por aquella silla de paseo que soporte más peso del chiquillo? ¿Tres ruedas, cuatro? ¿De marca o algo funcional, aunque sea poco conocida?
Como ya mencionamos anteriormente en este blog, hay muchas cosas que decidir cuando nos lanzamos a estas compras. Pero todas las sillas de paseo ligeras tienen el mismo problema: que son ligeras. Y que su centro de gravedad está retrasado, porque hay que tener en cuenta el peso del niño que transportaremos en ella. Una vez sentado, el centro de gravedad del conjunto se adelanta y por eso son fáciles de manejar.
La ligereza de las sillas de paseo es una de las características más valoradas por todos los padres y madres, y que no haya que hacer esfuerzos sobrehumanos para empujar de la silla de paseo se convierte en la prioridad número 1. Necesitamos salir de paseo, no hacer crossfit con las sillas.
Así que estamos ante una tesitura, porque cuanto más ligera sea la silla y más retrasado esté el centro de gravedad, más fácilmente volcará. Poca gente es la excepción cuando se trata de acomodar carga (bolsas, bolsos, abrigos…) en las sillas de paseo. Lo más sencillo y práctico es colgarlo todo de las asas o “cuernos” de las sillas, así que allí se acomodan todos los enseres. Mientras el niño está sentado, todo fluye, pero cuando se levanta, ¡patachoff! Cochecito al suelo.
No podemos cambiar las sillas, y añadir pesos para contrarrestar este defecto no es la solución. ¡No queremos empujar más peso, queremos que la silla de paseo no vuelque! Ese es el motivo de que hayamos desarrollado PONNY, el accesorio definitivo para evitar el vuelco de la silla de paseo. Da igual lo ligera que sea la silla, porque PONNY será el punto de apoyo perfecto para todos los usos, por mucho que llevemos colgando de los manillares.
Su facilidad de uso y su robustez conseguirán corregir este defecto de todas las sillas de paseo ligeras. ¡No más vuelcos!