Trucos infalibles para que no vuelque tu sillita de paseo
Sea como sea, el momento en que tu silla de paseo vuelca y todo se desparrama por el suelo va a llegar. Nos llega a todas las madres y padres porque este tipo de silla es así: ligero y con el centro de gravedad alto. Además, al no disponer de un gran almacenamiento en la parte inferior no se puede corregir el centro de gravedad con facilidad.
De hecho, es una de las características que más sorprende al pasar del carrito de bebé a la silla de paseo de segunda edad. ¡Cómo cambia la cosa! El carrito es enorme, pesado, lleno de compartimentos y puedes llevar en sus “alforjas” la compra del día sin problemas. En cambio, la silla de repente parece que es una pluma, manejable y ligera, pero con pocas posibilidades de almacenaje.
Así que se empieza a cargar la silla colgando las bolsas y demás enseres de los mangos, y todo irá genial los primeros días porque, en primer lugar, se suele cargar poco al principio y, en segundo, todavía no hay un niño que salta sin aviso previo para jugar, y te tumba la sillita.
Pero todo llega, hazme caso. Y entonces tu silla y todo lo que llevas en ella quedará en el suelo.
Cómo evitar el vuelco de la silla de segunda edad
- No la cargues. Es el truco infalible: si no la cargas, no volcará. Sin embargo, esto es poco realista porque, ¿quién empuja una silla de paseo mientras carga las bolsas en las manos?
- Cuando vayas a dejarla aparcada, busca un buen punto de apoyo. Si sales a tomar unos pinchos o vas al parque, puedes optar por buscar una pared o una valla y apoyar en ella la silla, de manera que se mantenga erguida con toda su dignidad.
- Utiliza la técnica Indiana Jones (como en la película ‘En busca del Arca Perdida’), que consiste en dar el cambiazo entre el niño y un peso similar para que, en resumen, la silla mantenga la estabilidad como si nada. Es una técnica que funciona hasta que el niño tiene más independencia e iniciativa y se escabulle de la silla de paseo.
- Añade peso en las patas delanteras. Parece lógico: si la silla cae porque todo el peso queda en la parte de atrás, lo compensamos con pesos en las patas delanteras. Esto no funciona bien porque el peso puede ser insuficiente, y cuanto más ponemos, menos manejable y menos capacidad de maniobra tiene la silla. Es una solución temporal, pero no funciona a largo plazo porque la mayoría de estos accesorios añaden entre 2,5 y 3 kg a las patas delanteras, tan solo.
La solución de verdad, a largo plazo y sin un solo “pero” es instalar un PONNY. Las razones son “de peso”:
- No necesitas añadir pesos que empeoren la maniobra y la agilidad de la silla de paseo (de hecho, solo pesa 300 gramos).
- No tienes que hacer equilibrios, ni la técnica Indiana Jones, ni buscar un punto de apoyo porque, ¡lo llevas en la propia silla!
- Utilizarlo es tan sencillo como instalarlo y desplegarlo con la mano, o con el pie, cuando deseas “aparcar” la silla de paseo.
Y, sobre todo, puede ser tuyo por 29 euros (gastos de envío incluidos). ¿Quieres saber más? Sigue este enlace y decídete por PONNY